EL NIÑO Y SU RELACIÓN CON EL PIB Y LA INFLACIÓN

Los fenómenos climáticos pueden generar impactos considerables en la actividad económica. Aunque esta relación puede ir en ambas vías, resulta más evidente que los cambios extremos del clima causan variaciones drásticas en las principales variables económicas, por ejemplo al afectar el sector agrícola o la capacidad de generación de energía con hidroeléctricas. Un ejemplo de estos choques climáticos es el fenómeno de El Niño. Basta recordar sus efectos en Colombia a principios de los años noventa, al provocar un fuerte racionamiento de energía, o en los años 2015 y 2016, cuando la inflación repuntó a niveles de los que nos costó un buen tiempo recuperarnos. En estos periodos el aumento de la temperatura y las menores precipitaciones causaron variaciones tan fuertes en la producción agrícola y en los hábitos de consumo que crearon tanto respuestas de política –como el programa Apagar Paga en 2016– como la necesidad de monitorear de cerca las variaciones climáticas para mitigar sus efectos.

Según el International Research Institute for Climate and Society (IRI), el fenómeno de El Niño es una alteración que se presenta en los vientos en el océano Pacífico que, al hacerse menos fuertes
durante el fenómeno, provocan un aumento en la temperatura del agua en la costa pacífica de Sur América y una disminución de la misma en la costa de Australia e Indonesia. Los cambios en la temperatura en ambas costas son consecuencia de que los vientos, en periodos normales, llevan el agua del oriente al occidente, de donde es más fría a donde es más caliente, manteniendo la temperatura en niveles usuales. De esta manera, la presencia de vientos menos fuertes altera la dinámica de movimiento del agua haciendo que varíe la temperatura en las diferentes regiones del océano Pacífico.

Dada la relación entre la temperatura del océano, la presión atmosférica y otras variables climáticas, como las precipitaciones, no solo en el océano Pacífico, sino también en otras regiones, El Niño
causa variaciones en los patrones climáticos de todo el mundo. Estos cambios son diferenciados, es decir, no implican necesariamente menores precipitaciones y mayor temperatura para todas las regiones afectadas debido a que los efectos del fenómeno interactúan con otras variables climáticas particulares de cada región. En Perú, por ejemplo, con El Niño se suele presentar un aumento en el nivel de lluvias. Además, la compleja interacción con otras variables climáticas implica que los efectos finales tienen un alto grado de incertidumbre.

Los principales indicadores para medir la intensidad de El Niño se basan en mediciones de los diferenciales de temperatura, o de la presión atmosférica, entre la costa este y la costa oeste del océano Pacífico, donde se desarrolla el fenómeno. Existen muchas formas de realizar estas mediciones, por lo que no hay un único indicador para hacer seguimiento del fenómeno. Una de las mediciones más utilizadas es el ENSO 3.4. De hecho, el National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), una de las autoridades mundiales en temas climáticos, define la ocurrencia de El Niño cuando el promedio móvil de tres meses del ENSO 3.4 –normalizado– se sitúa por encima de 0.5 al menos por cinco meses consecutivos.

Por la importancia que tiene el poder anticipar la ocurrencia de El Niño, el IRI consolida mensualmente los pronósticos del ENSO 3.4 que realizan diferentes instituciones en todo el mundo. A partir de estos pronósticos determina probabilidades de ocurrencia del fenómeno que son utilizadas por diversas instituciones, como el IDEAM en Colombia. Las proyecciones permiten tener una idea de qué tan fuerte podría ser el fenómeno, al dar trayectorias sobre el promedio móvil de tres meses del ENSO 3.4, mientras que las probabilidades miden qué tan factible es que el fenómeno se dé.

El efecto de El Niño sobre variables económicas se ha centrado, en general, en el crecimiento económico y la inflación. Se han encontrado resultados mixtos en el crecimiento y un impacto alcista en los precios (Cashin et al., 2017; Martín, 2016). En un estudio reciente, usando datos para 33 países con una metodología que permite tener en cuenta a una escala internacional, las consecuencias del fenómeno, Cashin et al. (2017) muestran que el efecto en el crecimiento es mixto: beneficia a unos países y perjudica a otros dependiendo principalmente de la participación del sector agrícola en la economía, la cercanía al océano Pacífico, de si los cambios climáticos en el interior del país son homogéneos y de los vínculos económicos con economías afectadas también por el choque. En cuanto a precios, encuentran una presión alcista en los precios locales (que depende de la ponderación de los alimentos en el IPC), así como en los internacionales de las materias primas debido a mayor demanda por fuentes de generación de energía no convencionales.

Aunque el estudio de Cashin et al. (2017) no incluye a Colombia, los trabajos de Abril et al. (2016) y Martín (2016) sugieren que los efectos de los choques en el país son similares. Abril et al. (2016) encuentran que El Niño, medido por el ENSO 3.4, aumenta la inflación en 1.73% si es fuerte y en 1.16% si es moderado, que se completan hacia el quinto mes después del choque. En términos de crecimiento, Martín (2016) descubre un efecto negativo de 0.7% por efecto de El Niño que, aunque es bajo al comparar con otros estimativos de la región, podría sobreestimar futuros impactos en la medida en que es estimado con una muestra de varios años donde no se tienen en cuenta las medidas que se han implementado para mitigar sus efectos.

Para el 2019, los pronósticos del IRI señalan la posibilidad de que ocurra un Niño de intensidad débil que comenzaría a finales del 2018, con una probabilidad de entre el 60% y el 70%. De cumplirse lo anterior, podría esperarse una presión al alza en los precios y una presión a la baja en el crecimiento que debe tenerse en cuenta, junto con los demás factores descritos en el documento, en las dos variables. Además, no debe olvidarse que cualquier pronóstico que pretenda incluir estos efectos contiene un nivel de incertidumbre que refleja la compleja naturaleza de la interacción entre el clima y las variables económicas.

Abril, D., Melo, L. F. y Parra, D. (2016). Impactos de los fenómenos climáticos sobre el precio de los alimentos en Colombia. Ensayos sobre Política Económica. Cashin, P., Mohaddes, K. y Raissi, M. (2017). Fair weather or foul? The macroeconomic effects of El Niño. . Martín, L. (2016). ¡Es Niño! Impacto económico en la Región Andina. Banco Interamericano de Desarrollo, Nota Técnica N° IDB-TN-951. *La descripción sobre el fenómeno de El Niño presentada en el recuadro se basa en la información del sitio web del International Research Institute for Climate and Society (IRI): https://iri.columbia.edu/ our-expertise/climate/enso/

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