El Proceso de Constante Aprendizaje

Por: Multiplicity Colombia

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A diferencia de lo que se pensaba en épocas anteriores, las habilidades cognitivas como la memoria y la habilidad para pensar no se estancan a los 20 años, sino que evolucionan con la edad. De acuerdo con Harvard Medical Publishing “No hay periodo en la vida donde el cerebro y sus funciones se mantengan estables: Algunas funciones cognitivas se debilitan con la edad, mientras que otras por el contrario tienen una mejora “.

La capacidad de procesar información y la habilidad de memorizar detalles llega a su pico a los 18 años, mientras que las habilidades de concentración llegan a su punto máximo a los 43, la capacidad de entender las emociones de otras personas llega a su cumbre a los 48 años, e incluso a los 67 se puede potenciar el vocabulario a su máximo nivel.

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Las personas no dejan de aprender jamás en la vida

El cerebro humano está en constante evolución desde la niñez hasta la tercera edad, y en cualquiera de estos períodos se pueden potenciar aquellas habilidades generadoras de valor que las compañías requieren de sus colaboradores para mejorar su productividad y su competitividad.

Ahora, este descubrimiento sólo es útil en la medida que las personas tengan acceso a los recursos que requieren para mejorar estas habilidades: En Colombia, el costo de un semestre universitario es equivalente a 14,4 salarios mínimos (cifras 2014) y mientras que el salario mínimo aumentó en un 42% en el periodo 2007-2014, las matrículas universitarias aumentaron entre 80% y 120% en ese mismo periodo.

Un curso de inglés en Colombia puede costar casi 2 salarios mínimos, una maestría puede costar en la actualidad 42 salarios mínimos dependiendo de la universidad. De este modo, para obtener un aumento de salario o una diferencia de competitividad a partir de títulos o de certificaciones se requieren grandes esfuerzos económicos por parte de los empleados que, se esperaría, deberían ser cubiertos de alguna forma a través del salario percibido como compensación a ese esfuerzo.

La Realidad en Colombia

A pesar que un estudiante ha invertido la exorbitante suma de 280 salarios mínimos para financiar su carrera, se ve enfrentado a un entorno laboral adverso, en el que su conocimiento no es valorado por su falta de experiencia, y las tareas asignadas en el primer empleo son frecuentemente aquellas tareas operativas que las otras personas de la organización no desean abordar (Y luego nos quejamos de los millennials por su supuesta falta de compromiso).

Adicional a ello, un recién graduado de una carrera profesional se enfrenta también a la posibilidad de que su primera remuneración sea cercana al salario mínimo; o incluso inferior, de acuerdo con la reciente propuesta de un conocido gremio, que afirma que estos jóvenes “aún están aprendiendo”; afirmación que, como vemos, no tiene ningún fundamente desde el punto de vista del desarrollo cognitivo.

Si aceptamos la idea de que incluso en el trabajo se aprende todos los días, que la curva de aprendizaje se entiende como que las personas aprenden mucho en poco tiempo en situaciones normales, llegando a un máximo de productividad en un tiempo reducido; debe ser claro para nosotros que no debe castigarse la falta de experiencia o la falta de un conocimiento que lógicamente sólo pueda ser aprendido en el contexto de la empresa, en los procesos de la misma, y en la cultura organizacional que esta misma desarrolla.

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¿Cómo podemos reducir la incertidumbre de si debemos invertir en un empleado o candidato?

Es en este contexto en el que la evaluación de competencias y de motivadores cobra un mayor valor, para identificar si el candidato cuenta con las conductas diferenciales que le generan valor a la organización, y si su motivación se encuentra alineada con la visión estratégica de la empresa y con sus valores corporativos, independientemente de su experiencia previa.

El 56% de la población colombiana se califica como joven

Es decir, son la mayoría de los empleados que, al igual que todos, esperan poderse desarrollar personal y profesionalmente en una empresa. Un modelo organizacional que castigue a un empleado joven está generando un incentivo perverso para que esos empleados busquen horizontes diferentes a la empresa que pretende contratarlos.

La ganancia inmediata tiene un precio y, finalmente, una vez aprendida una habilidad en una empresa, replicarla en otra es sencillo, así que lo que se ve como un buen negocio al principio, al final puede ser una gran pérdida de talento para la empresa. Esa es la tragedia de no comprender el proceso de aprender.

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