TRABAJO VIRTUAL: Paradigmas y Verdades

Y de repente un día… “nos tocó quedarnos en casa trabajando, respondiendo por todos nuestros compromisos laborales pero además los de la casa, los de la familia, más las tareas de los hijos, más el trabajo de la pareja, más cuidar las tareas de todo mi equipo de trabajo, más el estrés del Covid-19, más las noticias, que si el presidente dijo, que si la alcaldesa ordenó, que si revisaste todo tu correo, leíste mi whastapp? ¡¡¡Pregunta cualquier compañero, que tal el “en vivo” del jefe por instragram … Nooo más que estrés!!!”

¡Hoy nos toca, sí nos toca!, porque no lo escogimos. Trabajar desde casa o en teletrabajo o en Smart working, tres términos de trabajo virtual, diferentes pero que al final me dejan trabajando en “mi espacio familiar”. Aunque, en lo personal, si prefiero producir lo mismo desde la comodidad de mi casa, solo que con todos los elementos en orden.

Muchos términos, muchas herramientas TIC, mucho estrés, pero es solo eso, muchas cosas en desorden cargadas de un gran contenido ideológico, y que para fortuna de todos, solo están en nuestra mente, pero que con ayudas tecnológicas y con algo de organización pueden ser más claras y funcionales.

Empecemos por aclarar términos, Teletrabajo, es una modalidad de trabajo a distancia. El Smart working, es el mismo teletrabajo pero desde equipos Smart, y el trabajo en casa, que es lo que realmente estamos viviendo la mayoría de humanos en este planeta que enfrenta una pandemia, es desarrollar el mismo trabajo que hacemos en la empresa, pero en confinamiento desde casa. Al final parecieran los tres términos, lo mismo, pero no. La diferencia la enmarca el ámbito jurídico y por supuesto, una situación coyuntural, que a la vez nos enruta a cambios educativos, laborales, familiares, sociales y demás. Lo que si tiene todo esto en común y a la vez hace la diferencia, es la actitud con la que lo asumo y la disposición con la que le hago frente.

Esto último, actitud y disposición, son las que me permiten hacer las cosas mucho más fáciles, sin importar el rol que tenga, como empresario, como colaborador, como líder, padre/madre de familia, estudiante, docente, etc,… Lo que, indiscutiblemente, nos conduce a reconocer que con el paso del tiempo adquirimos hábitos que nos ubican en diversos contextos.

Tenemos diferentes paradigmas que nos pueden bloquear, y que necesariamente hay que identificar, analizar y si se requiere, ajustar replanteando nuevas etiquetas de trabajo, revisemos algunos:

Es en el sitio de trabajo, donde se trabaja. Primer paradigma. La verdad, es que, muchas de esas actividades laborales, se han podido realizar desde casa, claro está con ayuda de herramientas TIC.

La gente no trabaja, si no está en su sitio de trabajo. Segundo paradigma. Realmente, la gente comprometida motivada, trabaja desde donde sea, porque entiende la importancia y aporte de trabajo, así que sin importar desde donde sea, siempre entregará los resultados esperados.

Tenemos que cumplir un horario, de entrada*salida y con un mínimo de horas, para ser productivo. Tercer paradigma. ¿Será verdad que cumplir el horario, garantiza que entregue todo bien y a tiempo? Puede suceder que llegue todos los días antes de la hora, salga unos minutos más tarde, y al final, las 8 horas de trabajo, no me alcanzaron para todo lo que se esperaba. O puede ser, que en la mitad del tiempo, logre terminar esas tareas, y todo desde un espacio en mi casa.

La gente trabaja si y solo si el jefe controla. Cuarto paradigma. De nuevo, la gente comprometida, siempre cumplirá y entregará oportunamente lo que se le ha pedido, incluso si le sirve más trabajar en la madrugada o a altas horas de la noche, dependerá de cada persona.

Todos, tenemos que usar las mismas herramientas TIC, las oficiales. Quinto paradigma. Si las herramientas sugeridas, no funcionan, simplemente soluciono y entregó resultados, que es lo que le interesa al “jefe”, entonces se termina buscando soluciones TIC, que sean igual o más efectivas.

En conclusión, si contamos con disposición y actitud, ya tengo al menos un 80% ganado, el camino hacia la virtualización del trabajo, y sobre todo, con productividad. Se necesita confianza, disminuir distracciones, equilibrar el trabajo autónomo y el colaborativo, contar con herramientas TIC y tener un marco legal que normalice el trabajo virtual. En Colombia, somos gente emprendedora, tenemos ganas, somos recursivos, comprometidos, y lo mejor, tenemos ese marco legal desde el año 2008.

Lo único que nos falta, es decidirnos y emprender la ruta del trabajo virtual, en cualquiera de sus modalidades.

Por: Diana Patricia Cortez

Experta en Talento humano

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